embotelladoras

La utilización del ozono resulta fundamental para la eliminación de compuestos desagradables y que no dan al agua el carácter de potable, como son:  hierro, manganeso, flúor, trazas de arsénico, sulfuro de hidrógeno, fosfatos, bromuro, ioduro, contaminación microbiana, etc. Mejorando el carácter organoléptico del agua (color, olor, sabor). 

Los resultados que se obtienen con el tratamiento de ozonización son notables: 

  • La acción bactericida, esporicida y viricida se consigue totalmente en un breve espacio de tiempo.
  • La acción sobre las bacterias no repercute en el pH del agua.
  • Descomposición inmediata del ozono.
  • Ausencia total de olor y sabor.
  • Acción higienizante también en la superficie y en las partes de la máquina fuera del campo de salpicadura; así como en la zona existente sobre el nivel del agua de baño. 
  • Dosis de ozono más pequeñas que los desinfectantes tradicionales.
  • Protección de la acción desinfectante, hasta el momento del embotellado.

CONTENIDO

VENTAJAS DEL OZONO EN EMBOTELLADORAS DE AGUA

Es importante antes de proceder al estudio de la utilización del ozono para la desinfección en una embotelladora resumir las ventajas que su uso proporcionaría:

  • En primer lugar la no dependencia en la utilización de productos químicos tradicionales para las aguas de enjuagado de botellas, con lo que nos evitamos:
    • La aparición de tensoactivos en las aguas residuales de lavado, con el inconveniente que tienen muchas industrias en el vertido final, evitando por tanto el pago de cánones que ello conlleva.
    • La aparición de sabores en el agua mineral embotellada debido a los residuales que quedan en las botellas después del lavado.
    • El coste económico que supone la utilización en continuo de productos químicos que aunque no supongan una inversión económica elevada, si es a la larga un coste obligado y excesivo.

  • En segundo lugar la no dependencia de la utilización de una caldera para proporcionar una temperatura suficientemente elevada que garantice la desinfección, con lo que nos evitamos:
    • El gasto energético que supone.
    • La aparición en la sala de una excesiva humedad que deteriora las condiciones de trabajo.
    • Una proliferación de microorganismos debido a la humedad ambiental.

  • En tercer lugar, la posibilidad de aplicar el ozono en cualquier punto en el cual haya que garantizar una desinfección ya sea por medio del ozono en fase gas (desinfección de conductos, silos, tapones, botellas en sopladoras…), como en fase acuosa (desinfección del agua de lavado, agua a embotellar, depósitos, llenadoras…), haciendo su uso rentable en toda la embotelladora.
 

Con el ozono sí eliminamos de una manera eficaz todo el espectro microbiano en el cual se incluyen las esporas, las pseudomonas y todas las bacterias gram positivas que no son del todo eliminadas por los métodos tradicionales de desinfección. Por todo ello la «tecnología limpia» del ozono es cada vez más importante en todo el sistema de embotellado para garantizar y asegurar la calidad sanitaria.

 

  • En cuarto lugar un considerable ahorro en el consumo de agua destinada a la desinfección, repercutiendo en un aumento de volumen de agua para embotellar y en el coste económico por pago de cánones de vertido.
  • En quinto lugar, y no por ello el menos importante, la utilización del ozono para eliminación de compuestos desagradables y que no dan al agua el carácter de potable, como son: hierro, manganeso, flúor, trazas de arsénico, sulfuro de hidrógeno, fosfatos, contaminación microbiana, etc. mejorando el carácter organoléptico del agua (color, olor, sabor).

OZONIZACIÓN DEL AGUA EMBOTELLADA

Incluso las más higiénicas y modernas técnicas de embotellado de agua tratada (los llamados procedimientos asépticos, membrana de filtración, etc.), no pueden impedir que algunos gérmenes viables queden en el agua o sean arrastrados por el aire o el cierre. Aunque el agua embotellada es inobjetable en su condición bacteriológica, la multiplicación de gérmenes secundarios conlleva grandes colonias (10 – 10 /ml), dependiendo de la duración y temperatura del almacenamiento. Habrá una disminución, pasado algún tiempo, posiblemente causado por el efecto inhibidor de los propios productos del metabolismo de los microorganismos. A pesar de todo, es sabido que algunas autoridades han hecho objeciones por su alto contenido en colonias.

Esta segunda multiplicación de gérmenes solamente puede evitarse vertiendo agua esterilizada en vasijas esterilizadas.

El embotellamiento bajo la protección del ozono ha sido empleado con éxito para este propósito, por numerosas plantas embotelladoras. El ozono oxida los posibles vestigios presentes de sustancias orgánicas, que pueden deteriorar el gusto: los productos de oxidación son retenidos en carbón activo. Así, el tratamiento de ozono también resulta una indiscutible mejora en la calidad del gusto del agua.

En el caso de la eliminación de hierro y de manganeso, la ozonización puede llevarse a cabo en una o dos fases, conforme al contenido de manganeso. Una fase del tratamiento sólo es posible, cuando el contenido de manganeso es inferior a 0,02 mg.Mn./l. En este caso el agua es tratada con aproximadamente 0,5 mg de ozono/l. Todo el hierro presente, es así oxidado a la forma trivalente y se puede eliminar filtrándolo a través de un filtro de grava. Después de esto, el agua aún contiene suficientes residuos de ozono para embotellarla.

En el caso de un contenido en manganeso superior a 0,02 mg/l, el agua toma una coloración violeta por el ión permanganato, y se debe emplear el procedimiento de dos fases. Después de una primera ozonización, el agua se filtra a través de un filtro de grava para retirar el hierro y se pasa por carbón activado, donde el manganeso heptavalente es reducido a un estado tetravalente y es retenido. El filtro de carbón activado tampoco elimina, (sólo parcialmente), compuestos orgánicos oxidados. Después de esta filtración, el agua está en una condición inobjetable bacteriológica y químicamente.

A pesar de todo, no puede evitarse una cierta infección en el filtro de carbón activado y durante el proceso de embotellamiento, ya que el carbón activado descompone un exceso de ozono. Por esta razón es necesaria una preozonización. Esto asegura que todo germen que haya entrado secundariamente será destruido y que el espacio entre la superficie del agua y el cierre estará esterilizado por el leve escape de gas ozono que sale del agua. Conforme a toda experiencia, el agua embotellada de esta manera no requiere ninguna adición del dióxido de carbono se conserva libre de gérmenes todo el tiempo que esté cerrada herméticamente.

El agua embotellada tiene un potencial redox aproximadamente +700 a +900 mV, según el contenido de ozono. El ozono se descompone alrededor de una hora en el paso de fase acuosa a la de oxígeno molecular. De aquí que este procedimiento no aporte ninguna sustancia extraña al agua, como por ejemplo en el caso del tratamiento de plata cloro. Después de ocho o diez horas no queda ningún vestigio de ozono disuelto. A pesar de todo, se miden algunos potenciales redox más altos, y los reactivos de color parecen probar la presencia de ozono residual. Esto se debe a productos de oxidación como bromo o iodo, y no al ozono. Sin embargo, esto sólo se observa en los casos en que se ha embotellado sin haber utilizado el filtro de carbón activo.

El ozono es más estable en la fase húmedo-gaseosa de la botella, pero incluso aquí se descompone totalmente después de algunos días y no puede percibirse su olor. Por este motivo, el agua embotellada bajo la protección de ozono no debe ser entregada al consumidor hasta después de tres días de haberse embotellado. Consumirla antes no es dañino, pero se podría notar un ligero olor al abrir la botella.

Los envases para el agua tratada con ozono deben ser de cristal o de plástico resistente al ozono, hechas de PVC o polietileno. Si se utilizan botellas de plástico no resistentes al ozono, debe tenerse un cuidado especial para que ningún efecto secundario afecte al sabor del agua, que es muy sensible a este respecto, a causa de vestigios de sustancias orgánicas desprendidas del material plástico. Es muy importante seleccionar cuidadosamente el plástico adecuado. Esto también se aplica a los materiales utilizados en los cierres.